Hace 13 años construí un invernadero solar con balas de paja. Tenía que ser un espacio multifuncional con una ducha solar, un parterre de horticultura y un rincón de bricolaje. Fue un tipo de experimento y prueba para saber lo que se puede hacer con balas de paja, utilizando balas que sobraban de la construcción de la casa. Como experimento resultó ser bastante satisfactorio y aguantó más de una década. Si hubiera tomado los cimientos y el revoco algo más en serio habría aguantado quizás otra década más. Poco a poco roedores y agua de la lluvia abrieron huecos y debilitaron la construcción. Una misteriosa ráfaga de viento (¿o fue un huracán?) durante mi ausencia el verano pasado se llevó la mitad del tejado de fibra y esto fue justamente el estímulo que necesitaba para reformar el edificio desde el suelo.
Esta vez decidí no usar de nuevo balas de paja. La capacidad extraordinaria de aislamiento de la paja se ve ampliamente superada por las pobres capacidades al respecto del tejado transparente de fibra y las numerosas ventanas. En cambio estaba intrigado por las posibilidades de palets de madera en combinación con una malla metálica, adobe y tela. Los palets son fácilmente de conseguir gratuitamente y el suelo de mi terreno ofrece una excelente arcilla para el adobe (una mezcla de arcilla, arena y paja).
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